Home ¿Cómo vive un nihilista?

Agradezco profundamente los e-mails serios que recibo. La mayoría de la gente pide caridad (por favor, escribe una crítica de mi grupo de metal mediocre, vulgar, patético) o pretende atacarme en forma de preguntas (“¿cómo puedes pretender que sabes algo si afirmas no creer en nada?”). Estos últimos creen que con su inteligencia derriban a alguien que está por encima de ellos, lo cual les regocija, porque en su interior saben que son mediocres. Los primeros son sólo indigentes disfrazados, y en su fuero interno son conscientes de que la razón por la que no van a ninguna parte es que no valen para nada.

Sin embargo, algunas preguntas serias van directamente al grano y son muestra de que la gente se hace preguntas sobre cuestiones que para mí son hoy algo más que asimilado. Hoy me llegó esta pregunta: ¿Cómo vive un nihilista? Intentaré responder de forma coloquial para no perdernos en las complejidades de la filosofía, pues los efectos pragmáticos del credo nihilista son más importantes que detalladas “pruebas” filosóficas.

Primero, no preguntes a los demás cómo debes vivir. Todas las respuestas están ante tí.

El nihilismo es diferenciar lo que es real de lo que es irreal. Existimos en la realidad. En ella, algunas cosas existen de verdad, y otras son fantasías de nuestra mente. Aparta estas últimas y concéntrate en las primeras. Si tienes problemas para entender esto, pasa un tiempo en el bosque. Buda meditaba bajo un árbol, Jesús estuvo en el bosque durante cuarenta días, Nietzsche entraba en trances místicos y Arthur Schopenhauer pasó largas noches descuidado por su familia. Aprovecha el aburrimiento, y el entorno natural, para descifrar el mundo a tu alrededor.

La verdad no existe. La verdad es la percepción que tenemos de lo que existe, nuestra propia evaluación. Tendrás que encontrar la verdad que sea apropiada para tu propia vida. Nota que no dije “tu propia verdad”. El individualismo es el mayor timo de la historia. Tú eres producto de quienes vinieron antes que tú en tu árbol genealógico, y de los factores de tu vida. No existes al margen del mundo, y no puedes escapar a tu estado. Además, ¿qué sentido tendría? Busca la verdad tal y como se manifieste ante tí. Si eres un necio, tu papel en el universo es ser el necio error al que los demás hagan burla, y más tarde den muerte.

Todo esto no está al alcance de cualquiera. A mi modo de ver, es muy respetable alegar “veréis, no valgo para ser un líder, mostradme un camino correcto y me pondré a trabajar”. Incluso algo tan sencillo supone una evaluación de la realidad, y la aceptación de algunas de sus características básicas. Tu linaje obedecerá las órdenes de otros hasta que evolucione de forma distinta. He asumido que nunca seré Brad Pitt ni Andrés Segovia, pero eso no me preocupa; estoy demasiado ocupado siendo quien soy. Por esta razón, presento a continuación varias sugerencias generales.

El arma más poderosa de que dispones es tu propia preferencia. La gente puede obligarte a hacer toda clase de gilipolleces, pero no puede conseguir que aceptes ciertas cosas a menos que sea necesario. Por ejemplo, si el gobierno decreta que todo el mundo debe aplicarse un enema matutino so pena de muerte, tendrás que someterte a ello, pero incluso si todas las demás personas que conoces eligen entonces aplicarse también un enema vespertino con objeto de demostrar su patriotismo, puedes rechazar ese comportamiento no siguiéndolo. Destacarás en medio de la multitud. ¡Menuda proeza! Como si alguno de esos esclavos le prestara atención a algo...

Tendrás que tener algún tipo de trabajo. Escoge uno que no sea perjudicial. Hay un montón de buenos trabajos, por ejemplo, en la ayuda a organismos medioambientales. Solicítalo y asciende. No recibirás un salario elevado ni tendrás consideración social, pero ahora eres un nihilista, y te das cuenta de que la consideración social es tan absurda como veleidosa. Dedícate en cambio a crearte una vida para tí, y no cometas las mismas infracciones que hacen que la sociedad sea detestable. Afirma la realidad. Detén la destrucción de la naturaleza. Alimenta tu propia cultura. Rechaza la modernidad.

Irás viendo cada vez más claro que las personas que te rodean son instrumentos, es decir, agradecidos seguidores que tragan pasivamente el semen rancio de la sociedad industrial, a la vez que agradecen la “oportunidad”. Aunque en un mundo justo se llevarían un tiro en la frente, esto no va a pasar al menos en las próximas décadas, así que confórmate con crear un mejor ejemplo de la humanidad y déjalos bien atrás.

La mayoría de tus instrumentales compañeros de trabajo, de tus vecinos, y de la gente que te encuentras por la calle se limita a dos tipos de conversación: el entretenimiento y las situaciones personales. entertainment and personal situation. Debatirán incansablemente las “importantes” películas y televisión que ven, sin darse cuenta de que todo ello se repite en ciclos de tres años. Charlarán sobre el tiempo, sus hemorroides, u otras “importantes” cuestiones del bienestar personal. No son capaces de discutir ideas, reserva por lo tanto las ideas como terreno de encuentro para las pocas personas inteligentes.

Si hablas con gente normal, charla sobre aspectos básicos de la vida, a saber, acontecimientos de nuestro tiempo. No tienes porqué tomar partido mientras expreses una opinión inteligente. Deja claro que no ves películas ni televisión. Habla de las cosas positivas que ves en la vida, como algo importante que haya hecho alguien, algo que hayas visto en la naturaleza u observado acerca de la vida misma, pero no caigas en su trampa. Seinfeld, Friends y Urgencias son basura efímera que no tendrá ninguna relevancia, y esos imbéciles se están dejando su vida en ello; no dejes que te arrastren a la misma trampa.

La gente normal tiene también tendencia a expresar sentimientos colectivos, mediante los cuales pone a prueba a los demás. Frases como “Qué horrible ese genocidio en Darfur, ¿no te parece?” son sondas que distinguen a los que se ajustan a las normas de los lobos solitarios. Si respondes “Me parece gracioso” o “Hace falta menos gente”, la multitud, que ODIA a los lobos solitarios (pues poseen lo que ellos nunca tendrán: integridad), pondrá el grito en el cielo y arremeterá contra tí. La mejor respuesta es la indiferencia. Si contestas “No se nada de eso” te caerá un sermón, pero con “Creo que la política es algo artificial y absurdo” los dejarás desconcertados. Te están preguntando por algo que es “serio” en su mundo; demuéstrales que en el tuyo no lo es, ni siquiera te tomes en serio todo el asunto.

Persona normal: ¿Sabes que Bush cometió fraude en las elecciones?

Nihilista: Oh, ahora se comete fraude, ¡qué divertido! ¿Sabes que los pimientos son una gran fuente de vitamina C?

Persona normal: ¡Oh, Dios mío! ¡Al-Qaeda planea atacarnos!

Nihilista: ¿Sabes? Van Gogh supo realmente capturar la esencia del suspense en sus cuadros surrealistas. Puede que sea un buen momento para redescubrirlos.

Persona normal: La gasolina está por las nubes últimamente.

Nihilista: Dinero, dinero... Haré una escultura representativa con mi montón de basura.

Este procedimiento descoloca a las personas normales, porque opera sobre su miedo fundamental, concretamente, que otra persona sepa algo que ellos desconocen, y de esa forma no esté sujeto a las leyes de la masa. Sin embargo, si lo empleas sin que resulte agresivo, no tendrán forma ninguna de justificar una eventual arremetida contra tí, ni tendrán manera de manipular tus palabras. Deja que hablen de su “entretenida” televisión (el entretenimiento es para la gente incapaz de encontrar por sí misma una meta en la vida; es como la esclavitud, pero es “divertido”) mientras tú empleas tu tiempo en cosas más interesantes. Su inquietud crecerá a medida que te observan, y terminará por aplastarles.

Haz un uso prudente de tu dinero. Cuando algún idiota se pasee por la oficina recaudando dinero para un regalo de cumpleaños, para ayudar a los niños de Sudán o para lo que sea, no le hagas ni caso. “No gracias” es respuesta suficiente, y si empiezan a hacer preguntas estarán invadiendo tu terreno, por lo que una respuesta absurda del estilo “estoy ahorrando para comprar un submarino nuclear” o “acaban de subir los precios del helado y la gasolina” será lo más apropiado. Si te da la impresión de estar hablando con niños de guardería es porque, en realidad, es lo que estás haciendo. Esa gente es inmadura, y como tal debería ser tratada.

Cuando vayas de compras, no te lleves porquerías. Estarás tentado a hacerlo, ¿quién no lo estaría?, pero reconoce lo que es basura y evítalo. Quizá tengas que pagar dos euros más para que un objeto que vayas a usar todos los días sea metálico y no de plástico, pero de esa forma podrá durar treinta años sin que tengas que reemplazarlo. Los idiotas temen a los que piensan de este modo, porque es el contraste entre ambos lo que señala a los idiotas, los que son incapaces de hacer tal juicio. No gastes el dinero en entretenimiento estúpido, coches último modelo o casas en los barrios de moda. Escoge un buen emplazamiento y vive por tu cuenta. No necesitas toda esa mierda (si eres un nihilista).

Por último, no aceptes su visión de la realidad. Te darán la charla sobre el “progreso” y demás invenciones de la fantasía humana, pero si te das cuenta de que esas ideas no son más que comida basura para la mente, puedes sobrepasarlas y centrarte en otras cosas. Si dos años después has aprendido un nuevo idioma y sabes tocar un instrumento mientras que ellos siguen viendo la televisión, empezarán a venerarte. Aprovecha entonces su idiotez y da buen uso al dinero, por ejemplo comprando todos los bosques vírgenes que aún existan o traduciendo a Pentti Linkola. Los nihilistas superan la ilusión y trabajan en la realidad, y desde esta se hacen más fuertes, mientras que la masa se queda estancada. Y lo más importante, no dejan de reírse mientras lo hacen. ¿Y quién no se reiría?

March 23, 2006

Our gratitude to "der Eremit" for this translation.


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